El mercado laboral no es agradecido con los jóvenes. La tasa de actividad de la población entre 16 y 34 años fue del 79% en el último trimestre del 2008, una cifra especialmente alta.
La crisis económica lanzó al mercado laboral a muchos jóvenes, empujados por el empeoramiento de las circunstancias económicas de sus familias. Sin embargo, en lo que llevamos de año, el sector más joven, los menores de 25 años, es el único colectivo en el que ha bajado la población activa (mayores de dieciséis años que pueden y están en disposición de trabajar), en concreto, un 3,5%, según un informe de la Agencia de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett). Esto significa que ya hay 82.000 jóvenes menos buscando empleo que hace un año.
Es lo que algunos expertos llaman el "efecto desánimo", que afecta más a las mujeres jóvenes: dejan de buscar trabajo debido a la falta de oportunidades, aprovechan el apoyo del núcleo familiar para posponer su entrada al mundo del trabajo y, en mucho casos, continuar con su formación. De hecho, la franja de parados que más se forma son los menores de 25 años.
Un ejemplo lo encontramos en un amigo mío, Carlos, el cuál, no ha podido esperar para encontrar trabajo. Estudiante de periodismo de 24 años, compagina carrera y trabajo temporal para poder pagarse la carrera y el piso que comparte con otros tres estudiantes. También Mari Carmen, una compañera de clase, se encuentra trabajado unos meses para pagar su estancia en Madrid: "Si el año que viene me vuelven a denegar la beca tendré que volver a buscar algo".

Clara Ortiz Conde.
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